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Toledo y el eterno retorno

Publicado: 2012-01-19

Mediados de 2010. Alejandro Toledo está en una de sus breves estancias en Lima. Ubicado en un salón del Country Club Hotel, el ex presidente, rodeado de su equipo personal de trabajo, va tomando nota de lo que diversos grupos y personalidades le llevan como propuestas o demandas.

Se trata de jornadas intensas de trabajo, en la que la dinámica, en cada cita que dura en promedio 20 minutos, es la siguiente:  Toledo toma notas mientras sus interlocutores de turno le expresan que es lo que  desean. Luego él da un comentario general sobre lo que ha escuchado (insertar movida de cabeza, muletillas, una historia personal y un ajo aquí), los miembros de su equipo hacen algunas preguntas. Foto del recuerdo. Next.

Son en esas reuniones, como en aquellas que sostiene con sus ex ministros, en la que va decidiendo cada uno de sus pasos futuros con miras a lo que  todos intuyen, pero nadie quiere decir aún: Toledo vuelve.

La vida de un ex presidente

El último día de la presidencia de Alejandro Toledo fue un breve resumen de la misma. Fue al Te Deum para escuchar a un iracundo Juan Luis Cipriani renegar por las supuestas cartas falsas al Vaticano y lo que dijo el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación sobre él. Saliendo de la misa y con todos los micros por delante, Toledo le respondió en modo firme al Cardenal.

Fue al Congreso, dio un discurso breve con todas las cifras macroeconómicas positivas que podía exhibir, terminó y descendía de nuevo al plano de la mortalidad entre aplausos...pero con la banda presidencial. Meche Cabanillas lo tuvo que llamar para que la devolviera. Risas en el hemiciclo. Y Toledo se fue sin escuchar el discurso inicial de Alan.

De allí, el ex presidente iniciaría una rutina más o menos establecida. Entre cursos en Stanford, charlas y actividades del Centro Global para el Desarrollo y la Democracia (un grupo de ex presidentes latinoamericanos y ex funcionarios internacionales liderado por él), Toledo venía a Lima, daba 3 a 4 entrevistas a medios importantes, evadía aquellas vinculadas a una posible candidatura presidencial, mandaba chiquitas al gobierno y al fujimorismo y retornaba a San Francisco. Y claro, sostenía reuniones como las relatadas párrafos arriba.

Las otras presencias

Claro está, las apariciones esporádicas no pueden sostener a un pre candidato todo el tiempo. Y por ello existían otros actores que complementaban lo que hacía Toledo en sus mini giras.

El principal era Carlos Bruce. De los dos parlamentarios electos por Perú Posible para el periodo 2006 - 2011 (el otro era David Waisman) hacía tal chamba mediática que parecía que Toledo tuviera una bancada de 10. Sobre todo en los dos primeros años, que estuvo bastante atento a los escándalos de corrupción del gobierno. Su piñata preferida era Hernán Garrido Lecca. Y ello le valió hasta denuncias con seudónimo en La Razón. Además, "Techito" durante estos años tuvo empresas exitosas en el rubro gastronómico y de entretenimiento y comenzó  a presentar iniciativas a favor de la comunidad LGTB peruana.

Otros miembros de Perú Posible requeridos por los medios eran Carlos Ferrero y Juan Sheput. Este último, además, incursionó con éxito en las redes sociales, a través de su blog Mate Pastor.

Precisamente, hablando de redes sociales, en 2007 Marco Sifuentes detectó por lo menos 7 blogs vinculados, nombres más, nombres menos, con Perú Posible. Varios de ellos, sobre todo Pepitas Punto Com, cobraron notoriedad tanto por sus comentarios como por la cantidad de datos y trascendidos que contaban.

"Alan me quiere bajaaaaaaaaaar"

Fue en esa época que comenzó (mejor dicho, continuó) la obsesión recíproca entre Alan y Toledo. Recuerden que Toledo es el único que le ha ganado una elección al líder aprista. Y que en la chakana no quieren mucho al dos veces mandatario.

Mucho de ese "cariño" se explica en dos hechos. El primero, el nombramiento de un procurador especial para investigar los anticuchos del gobierno de Toledo. Pero el tiro le salió por la culata: el procurador Gino Ríos Patio terminó con varias acusaciones encima y tuvieron que sacarlo del cargo. Al final, ninguna acusación contra Toledo procedió, ni en el Poder Judicial ni en el Congreso de la República.

El segundo fue una extraña denuncia por violación que hizo el congresista Gustavo Espinoza. La denuncia se cayó por sí sola, debido a la falta de evidencias. Resulta curioso que los medios que hayan aplaudido más a Alan fueron los que levantaron más el tema y que Espinoza haya terminado en un tono de cumpleaños de Agustín Mantilla. La denuncia intentó colgarse de la imagen caricaturesca del Toledo frívolo (inserte imitación de Carlos Álvarez aquí) sin éxito.

De allí que esta famosa frase de Alan, en retrospectiva, no haya tenido como único destinatario a Ollanta Humala:

Y tal vez ese haya  sido otro aliciente para que Alejandro Toledo se lance a la piscina.

(Foto: PUCP)


Escrito por

José Alejandro Godoy

Investigador en temas de democracia y derechos humanos. Editor del blog Desde el Tercer Piso. Columnista en Diario 16. Conductor de Pasando Revista en La Mula.


Publicado en

2011: Odisea de una campaña

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