La confluencia de Susana
Susana Villarán de la Puente había tenido, hasta el 2000, una trayectoria vinculada a la defensa de los derechos humanos y al sector más progresista de la Iglesia Católica. En la década de 1990, Villarán fue secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, el gremio que agrupa a la mayor parte de organizaciones de defensa de derechos fundamentales y que fue un actor importante para la recuperación de la democracia.
Caído el gobierno de Fujimori, Villarán fue convocada al Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social por Valentín Paniagua y Javier Pérez de Cuellar. Su gestión buscó limpiar la imagen de un ministerio que había sido cooptado por el fujimorismo para usar sus programas sociales. Posteriormente, en el gobierno de Toledo, fue Defensora de la Policía, cargo creado por la gestión de Fernando Rospigliosi para atender las denuncias sobre posibles abusos dentro de la entidad policial.
Paralelamente, Villarán militaba en el Partido por la Democracia Social (PDS). Esta agrupación pequeña congregaba a jóvenes técnicos como Miguel Prialé, Gustavo Guerra - García y Eduardo Zegarra, junto a cincuentones como Francisco Sagasti, Jaime Quijandría, Luis Giulfo, entre otros. Varios de ellos participarían como técnicos en el gobierno de Alejandro Toledo, a título personal.
En 2006, el PDS decidió postular a las elecciones generales, aliados con el Partido Humanista de Yehude Simon. Villarán fue la candidata presidencial y si bien tuvo las simpatías de algunos periodistas y universitarios, su votación fue bastante baja: no llegó al 1%. Luego de ese fracaso, en 2007, el PDS se integró con tres movimientos regionales que habían ganado las elecciones en sus respectivos departamentos - Conredes (Junín), Nueva Amazonía (San Martín) y Fuerza Social (Cajamarca) - para formar el Partido Descentralista Fuerza Social.
En el 2009, Fuerza Social tomó algunas decisiones con miras a las elecciones regionales y municipales del siguiente año. La principal: Susana Villarán sería la candidata a la alcaldía de Lima. Sabían que Humala no presentaría candidato en Lima (luego lo quisieron intentar, con Aida "Mocha" García Naranjo, pero ella declinó) y podrían tentar un espacio interesante.
En los primeros meses de 2010, se formó la Confluencia por Lima. La integraban, junto a Fuerza Social, el Movimiento Nueva Izquierda (que era el único que, hasta mayo de 2010, tenía inscripción electoral), el movimiento Lima Para Todos (que agrupaba a miembros de organizaciones políticas y gremios vinculados a la izquierda) y Tierra y Libertad, el partido naciente del padre Marco Arana.
La Confluencia nació por necesidad. Además de la cercanía en algunos temas, Fuerza Social apostaba por estas alianzas por una razón central: la experiencia en trabajo de campo y de bases de sus aliados. FS no tenía operadores para ello, pero sí tenía claro el aporte técnico de sus cuadros con experiencia tecnocrática en el Estado. Para suerte de Villarán, su partido obtuvo la inscripción y ello le permitiría ser el centro de la campaña.
Para mayo, las máximas aspiraciones eran llegar al 10% en Lima, un auténtico logro en una plaza difícil en una ciudad políticamente conservadora. Pero, en agosto, gracias a la campaña, al desgaste de los dos líderes y a la salida final de Kouri, se les apareció la Virgen.
Y no desaprovecharían la oportunidad, a pesar de todo. Incluso de sus errores.